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Crear es contar

¿Tu vida te inspira? En ocasiones me preguntan cómo se me ocurren las piezas que hago o si tengo alguna técnica específica para buscar ideas. Ahora que el storytelling está tan de moda, aprovecho para ponerlo como ejemplo de la mejor técnica que conozco para crear piezas de arte, sea en el soporte y la técnica que sea: habla de ti.

Mis piezas cuentan mi historia

Para mí, los objetos no son meras posesiones que usamos y cuando se rompen tiramos, de hecho, tengo pocas cosas y me suelen acompañar durante muchos años. Para mí son compañeros de vida, ya que no vivimos flotando en la nada. Estamos en un mundo material en el que nos relacionamos con objetos y otros seres, y me gusta ser consciente, aunque parezca una obviedad. Por eso los objetos que me rodean son importantes, son depositarios de gestos repetidos día a día, actores cíclicos, presencias cotidianas, espectadores y escenografía de nuestra historia. Los quiero y los respeto, y cuando los creo, una parte de mí va en ellos.

Por ejemplo, yo me levanto por la mañana y voy corriendo hacia la cafetera para poner a rodar mi mundo a la vez que giro la parte de arriba y sacudo los restos del café del día anterior. Es un ritual y me centra. Quiero mucho a mi cafetera. Me sentí muy identificada cuando leí Abitar el Herror, de Guiridi, quien también habla con la suya…Ya desde primera hora me relaciono con objetos que me inspiran por la relación que tengo con ellos.

De la cocina voy al taller directamente, entonces siento que estoy en una corriente. Ahora soy yo la que va a crear esos objetos que espero que acompañen a otras personas en su día a día, que reciban sus gestos y se llenen de recuerdos.

En los objetos que salen de mi mente y de mis manos ocurre esa unión de mi vida con la de la pieza. Aquí está el storytelling, que ya os habréis imaginado que me había olvidado de él…

Pero, ¿cómo lo hago? En cada objeto cuento algo de lo que me pasa, algo de lo que me llega del mundo, algo que me llegó de alguna manera.

De vivencia a pieza

En el taller hago mis piezas pero, en mi caso, la creación no es algo espontáneo. Es el resultado de un proceso artístico en el que hay una transformación de vivencia a pieza. Suena fácil, pero al menos para mí, no lo es. Os cuento cómo lo vivo.

La musa de lo cotidiano

Nos pasan montones de cosas todos los días, pero quizá no las consideremos todas dignas de ser musa inspiradora. Lo que yo he aprendido en todos estos años es que las piezas surgen de la vida cotidiana y hay que prestar atención. Ya me habéis leído esto muchas veces, pero no me canso, la presencia (estar presente en lo que hacemos) y la consciencia (darnos cuenta de lo que estamos haciendo) son las claves para percibir lo que sucede alrededor con ojos de artista.

Los artistas se diferencian muy poco de los que no lo son, por mucho que los tópicos hayan construido un arquetipo. Me explico, si me pusieran una cámara durante una semana, la inmensa mayoría de las cosas que hago no tienen nada de especial: voy a la compra, limpio la casa, hago la comida, cuido a mis mascotas, paseo con mi pareja, trabajo, pago recibos y facturas y quedo con amigos. No suena muy artístico, ¿verdad?

La vida de artista

Hasta aquí no hay nada espectacular, ¿cómo voy a sacar inspiración de las tareas domésticas? Pues, sencillamente, porque he aprendido a prestar atención y explorar todo lo que se me presenta.

La clave artística está en que en esa compra, quizá compro una verdura porque me gusta el color y quiero dibujarla, al limpiar descubro la sombra tan bonita que hace la toalla y le tomo un par de fotos, al cocinar me quedo embobada viendo las burbujas del caldo, al frotar a los gatos me entran unas ganas tremendas de hacer animalitos de porcelana, durante un paseo recolecto piedras y vidrios y ya estoy pensando en qué los voy a emplear, al pagar facturas me da coraje y me compro un par de acuarelas para compensar y cuando me encuentro con mis amigos, artistas también la mayoría, las conversaciones son puro contagio creativo. El trabajo, en mi caso es hacer cerámica y dar clases de cerámica, con lo cual, más vida artística.

En todas las tareas siento una conexión fuerte, dura en ocasiones. El mundo me impacta y en mi sensibilidad queda una huella que se desarrolla sola y en un momento dado toma forma. Cada vivencia va ocupando un lugar y relacionándose con lo que ya está ahí dentro, en mi mente, conectándose, reviviendo y creando nuevos sentidos. Intento tomarme mi tiempo para vivir fuera y revivir dentro. Esto me requiere atención y concentración, y ratos de soledad y meditación. No hace falta mucho tiempo, pero para mí es importante hacerlo todos los días.

Sentir, conceptualizar y producir la obra

Como son muchos los estímulos y se me olvidan, siempre tengo un cuaderno a mano. Las obras son el resultado de todo lo que he ido recibiendo y reflexionando cada día y gracias a llevar un diario consigo armar el concepto y ver desde cuándo me acompañan. A veces tengo una frase anotada tras una conversación o una lectura. Otras son una serie de dibujitos, trazos que no parecen gran cosa pero que me dan una línea.

Sentir qué me preocupa, qué me alegra, cómo he reaccionado ante algo en concreto o qué he soñado completa la percepción de la vivencia y le da carácter. Parte de esto se trasladará a la obra traducido en el tipo de trazo, el color, la forma y el aspecto. Este lenguaje artístico es de lo que me valgo para materializar el concepto, para sacar la vivencia de la mente y llevarla al barro o a la pintura.

De los temas hace mucho que no me preocupo porque como os conté en la entrada sobre el proceso creativo, conozco a mi cabra y conozco mi monte, y al final creo que siempre hablo de lo mismo.

Conclusión

¿Tu vida te inspira? De la vida cotidiana podemos obtener material de sobra para nuestra creación artística. La vida está llena de oportunidades para encontrar inspiración si ponemos presencia y consciencia en ello y no menospreciamos ninguna tarea. En los objetos que nos rodean también hay mucho donde explorar, las cosas pueden ser mucho más según cómo las percibamos.

Volviendo a lo que mencioné al iniciar la publicación, os dejo aquí un enlace a un vídeo en el que Guiridi presenta el libro Abitar el Herror en el que podéis ver tanto un enfoque interesante del proceso creativo como esa especial relación con su cafetera. Quizá ese sea un buen comienzo. ¿Tienes algún objeto especial en casa con el que podrías conversar como Guiridi?

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