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El final del verano llegó…¿y ahora?

En septiembre volvemos a la actividad normal, o a lo que llamábamos la actividad normal, y pretendemos volver a la rutina con calma.. Volvemos de vacaciones, se acaba el verano, empiezan de nuevo las clases y los trabajos. Todo esto es lo mismo de todos los años, con la diferencia de que este 2020 y su pandemia nos traen además la incertidumbre de cómo vamos a afrontar todas estas vueltas de forma segura.

Por si era poco el estrés post-vacacional, ahora esto. Yo volví de vacaciones a mediados de agosto y todavía me estoy aclimatando…y es que el cuerpo se acostumbra con las rutinas constantes y para eso tenemos que ser conscientes de que se necesita tiempo. ¿Podemos, entonces, volver de una manera más calmada y con menor choque? Yo creo que sí y la clave es buscar el entusiasmo e incorporar aquellas cosas del verano que nos hacían sentir tan bien.

Septiembre, el orden y el eterno retorno

En mi casa septiembre siempre ha sido el mes mejor recibido. Cuando vivía en Sevilla porque la ilusión de que el calor duro del verano iba disminuyendo y eso me daba energía (toda la energía que me quitaba el calor…) y ahora porque es época de inicios y los inicios siempre son estimulantes.

Empezar una formación trae orden y estructura

Durante mi vida de estudiante, ante la idea de empezar un nuevo curso, esa sensación de orden y de ciclo me tranquilizaba. Era un camino seguro que me permitía volver a la rutina con calma. Pongo el ejemplo del nuevo curso porque siempre he estado estudiando, nunca he dejado de aprender y espero poder seguir así. De la Licenciatura en Historia pasé a cursos de Patrimonio Cultural, luego al Doctorado, luego la formación en cerámica, cursos de idiomas, de técnicas concretas de arqueología o cerámica, estancias diversas, arteterapia y ahora, después de todo este periplo, la Escuela de Arte.

Y es que empezar una formación (y terminarla, por supuesto) es una de las cosas que más me gustan en la vida. Ir al cole de nuevo me da ilusión. Y digo cole porque yo me veo igual que cuando tenía cuatro años y entré por primera vez en un sitio a aprender algo. Preparo mis cuadernos y mis lápices con la misma alegría.

Formarse trae orden y da estructura a nuestro tiempo, por lo que no hay mejor manera de volver que empezando a aprender algo nuevo, algo que te motive, que te conecte con otras personas con intereses semejantes y que te mantenga activa.

Proyectos que se incorporan a tu vida

Iniciar un ciclo con entusiasmo…y mantenerlo

Todos conocemos las típicas buenas intenciones de inicio de ciclo. Nos pasa con las dietas y los propósitos de enero y en septiembre sucede algo parecido, por lo que tenemos que ser conscientes. Empezar da ilusión, pero mantenerse cuesta. Y a cada uno nos cuesta en un ámbito en concreto. Mi debilidad es el deporte. Nunca he conseguido tener una rutina de ejercicio constante más allá del yoga. Eso no me gusta y quiero cambiarlo. Me aplico lo que cuento a otras personas cuando lo que quieren incorporar es el arte a sus vidas: te lo tienes que creer y que forme parte de ti.

Interiorizar los proyectos

Volver con tranquilidad al trabajo, al curso o a hacer ejercicio, puede no ser tan duro cuando esas cosas son proyectos que viven dentro de ti. Cuando nos distanciamos de lo que hacemos el choque en la vuelta es mayor. A mí no me cuesta volver a la cerámica porque en realidad no vuelvo, siempre está ahí. Y eso es, en mi caso, lo que quiero hacer con el deporte, que no asoma ni por equivocación.

Eso está muy bonito, pero, ¿cómo se hace? Yo tengo mis técnicas y están muy relacionadas con la arteterapia: visualización, vinculación y representación. Ahora voy a compartirlas contigo.

Estrategias para interiorizar propósitos

  • Visualización: cuando quiero traer algo a mi vida, primero hago un ejercicio de visualización de lo que quiero incorporar. Siguiendo con el ejemplo del deporte, como no es algo que me guste de por sí, busco elementos que me atraigan y empiezo por esa parte amable. Tengo una bici preciosa y me siento muy bien cuando la cojo, noto mis piernas fuertes y me encanta sentir el aire en la cara (si es levante no tanto…). Visualizo mi bici y me empiezan a entrar ganas de montar. Veo el timbre, la cestita, el color verde menta, y me veo encima, contenta en una actividad que me apetece ya de por sí como ir a la Escuela.
  • Vínculo: esta segunda parte, el vínculo a lo que ya te gusta y no te cuesta hacer, para mí es fundamental. Es un sitio donde agarrarte cuando flaqueas, porque cuento con que flaquearé. Si tuviésemos voluntades férreas no tendríamos estos choques con la realidad al volver a la rutina. Aprovechemos que hay cosas que no nos cuesta nada poner en práctica y añadámosle eso que aún no tiene su sitio en nuestra vida pero que queremos tener.
  • Representación: aquí viene la parte más divertida. Representar en un soporte material lo que quieres incorporar te pone en una actitud positiva ante la tarea.

Ejercicio de representación

A continuación te propongo un ejercicio, es sencillo y no te llevará mucho tiempo. Te ayudará a incorporar nuevos hábitos y hacer más agradables las transiciones. Porque pasar a algo nuevo siempre es difícil, empecemos por hacerlo divertido y artístico. Abajo puedes ver cómo he hecho yo el mío para imprimirlo y tenerlo en un sitio visible.

Lo primero que puedes hacer es elegir ese elemento que quieres que forme parte de ti y escribirlo en un papel. Siente que estás eligiendo, que estás tomando una decisión para mejorar tu vida. Tienes libertad para hacerlo como quieras, desde la forma más minimalista con un boli a un rótulo de lettering si te animas. Si te gusta la caligrafía pero crees que no te va a salir, no pasa nada. Te dejo este enlace a fuentes preciosas donde puedes escribir lo que quieras y luego imprimirlo.

El segundo paso es dibujar una silueta que te represente. Ese trazo eres tú. Tómate tu tiempo y hazlo como prefieras, lo importante es que pienses que ese trazo eres tú.

El último paso es colocar dentro de la silueta el elemento que quieres incorporar, literalmente «ponerlo dentro de ti».

Al poner dentro de ti ese objetivo, propósito o hábito que quieres incorporar te ves con él. Muchas veces tenemos la sensación de que no nos vemos haciendo tal o cual cosa que, sin embargo, nos llama de alguna manera. A mí me ha pasado con la bici y estoy dispuesta a que sea mi nueva compañera en el camino del arte.

Conclusión: volviendo con calma y entusiasmo

Para terminar quiero hacer una última reflexión. Cuando quieras incorporar algo a tu vida, analiza también qué es lo que te va a ofrecer, qué emociones y sentimientos despierta en ti y por qué quieres sentirlos. Las actividades que hacemos nos provocan emociones. Yo me siento conectada con la vida cuando trabajo el barro, cuando pinto una acuarela, cuando escribo, cuando doy clases, cuando leo, cuando paseo…y ahora además quiero sentir esa alegría que proporciona el aprendizaje, ese bienestar que da el montar en bici, y esa satisfacción que ofrece el plantearse retos nuevos.

En septiembre tenemos la oportunidad de volver y si lo vemos como una cuesta arriba, visualicemos que estamos en una maravillosa montaña y que los esfuerzos son positivos. Queremos subir y queremos esforzarnos. Si has aprendido algo este verano que te ha gustado, incorporarlo a tu vida es una gran elección. Las buenas experiencias no son exclusivas del tiempo de vacaciones. Trae esa sensación a tu vida y dale un sitio. Cuando te des cuenta, formará parte de ti.

Eso es lo que yo he pensado, las bicicletas no son solo para el verano…

Nos vemos pronto y como siempre, si quieres comentar algo, estaré encantada de atenderte.

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